lunes, 24 de febrero de 2014

Se reabre la cueva de Altamira provisionalmente


El jueves a las 11 de la mañana  se realiza el primer sorteo para acceder a la cueva de Altamira tras 12 años cerrada a las visitas. Cinco elegidos entre los que tengan una entrada para el museo de la réplica  del conjunto serán los afortunados. De esa lotería, anunciada el lunes por el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, saldrá el grupo de elegidos que, acompañados por un guía, podrán ver las legendarias pinturas rupestres, cumbre del patrimonio arqueológico mundial. Solo podrán contemplarlas durante escasos ocho minutos, ya que la visita durará un total de media hora en la que se incluye el paseo y acceso a la cueva.
Pinturas rupestres en la cueva de Altamira, Santillana del Mar (Cantabria).
Este simulacro de reapertura, aprobado el pasado mes de enero por el Patronato del Museo de Altamira, es un “experimento” que se prolongará semanalmente hasta el mes de agosto y con él se pretende medir con público real el impacto humano en el conjunto. El resultado permitirá calibrar la apertura definitiva al público de la cueva original, actualmente objeto de encendido debate.
Durante este tiempo podrán acceder a la cueva 192 personas, ataviados como personal de investigación. Vestirán monos desechables, gorro, mascarillas, así como un calzado especial, elementos que facilitará el Museo. En la visita no se permitirá el contacto con la roca y la toma de imágenes.
Esta iniciativa forma parte del Programa de Investigación para la Conservación Preventiva y Régimen de Acceso de la Cueva de Altamira puesto en marcha en 2012, bajo la dirección científica del experto Gaël de Guichen.  
Durante la estancia en el interior de la cueva se controlará la temperatura del aire y de la roca, la humedad relativa del aire, la contaminación microbiológica, las aguas de infiltración, el radón y el CO2, entre otros. En el exterior, se controlará la temperatura del aire, la del suelo, la humedad relativa, la microbiología, la humedad específica, la presión atmosférica y el CO2.
Una vez que se calibre cómo afecta en ellas la presencia humana (temperatura del aire y de la roca, humedad, contaminación microbiológica, las filtraciones, los niveles de CO2…) se sabrá si las cuevas vuelven a abrirse o no al público definitivamente.
Cerradas por última vez en 2002, el acceso a la cueva está reservado al personal del museo. Desde entonces se ha mantenido un encendido debate entre científicos y políticos por el delicado futuro del conjunto.
Fuente: elpais.com

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