sábado, 26 de septiembre de 2015

Objetivos Desarrollo Sostenible para 2030 (Agenda de la ONU, septiembre 2015)


Cualquier observador no apasionado de las negociaciones que desembocaron ayer en la nueva agenda global del desarrollo llegará a una conclusión similar: si el cumplimiento de los difuntos Objetivos del Milenio (ODM) ha quedado lastrado de forma grave por la falta de recursos económicos y voluntad política, ¿qué nos hace pensar que una agenda mucho más ambiciosa va a correr mejor suerte? Al fin y al cabo, el despliegue de los 17 monumentales objetivos y sus 169 metas se parece más a una declaración poética de intenciones que a un compromiso firme por corregir los graves desequilibrios sociales y medioambientales del planeta.
Cuando la fanfarria retórica de esta semana haya pasado, la batalla se trasladará a las decisiones políticas y presupuestarias, un campo donde los líderes mundiales han demostrado menos habilidades. Por eso resulta fundamental comprender hasta dónde hemos llegado y cuáles son nuestras posibilidades para los próximos años.
Las noticias más optimistas proceden de algunos de los objetivos clásicos de la vieja agenda de los ODM. Si las cosas continúan como hasta ahora, nuestra generación podrá conocer el fin de la pobreza extrema, los países menos adelantados intensificarán su crecimiento económico y el planeta logrará poner freno a la deforestación. Se trata de logros históricos que pueden desplomar la proporción de quienes viven con menos de 1,25 dólares al día al 3% de la población mundial, lograr niveles de crecimiento económico cercanos al 7% en los países más pobres de África y Asia, o garantizar el comienzo de la repoblación forestal a partir de 2020.
En la categoría más alarmante (recuerden, vamos marcha atrás) destacan algunos objetivos medioambientales críticos, como la lucha contra el cambio climático. Utilizando la información que se presentará en la Cumbre de París dentro de pocas semanas, el informe destaca que los niveles de emisiones en los países más pobres y más ricos se mantienen estables, mientras que en los emergentes BRICS podrían incrementarse hasta un 50%. Junto con la acumulación de residuos sólidos (que podría doblarse en 2025 hasta alcanzar los 6,1 millones de toneladas diarias) y la protección de los entornos marinos (un 90% de los arrecifes amenazados en 2030), el bloque de metas las más directamente ligadas a la sostenibilidad ambiental hace aguas por todas partes.

Fuente: El Pais digital

sábado, 12 de septiembre de 2015

Homo Naledi, una nueva especie humana descubierta en Sudáfrica

El puzzle de la evolución humana no está ni mucho menos resuelto por la ciencia. Pero con una cierta regularidad van apareciendo las piezas que faltan para completar la historia que conduce hasta la única especie de humanos modernos que pueblan la Tierra en la actualidad, el Homo sapiens. La última de ellas una nueva especie del género Homo encontrada en el sistema de cuevas Rising Star de Sudáfrica y recién presentada en el Congreso de la Sociedad Europea para el Estudio de la Evolución Humana que se está celebrando en Londres. Se trata de la que han bautizado como Homo naledi, como homenaje al lugar donde fueron hallados los restos ya que Naledi significa estrella (Star, en inglés) en el idioma local de ese lugar de Sudáfrica.
"Se trata de una gran sorpresa", ha asegurado a este diario Antonio Rosas, profesor de investigación del Departamento de Paleobiología del Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN-CSIC). "Es un hallazgo importante en el estudio de la evolución humana", ha añadido.
La nueva especie, cuyo descubrimiento se ha publicado en la revista científica de acceso libreeLife, contiene una mezcla de rasgos del linaje de los Homo, como su tamaño corporal y su estatura, junto con otros similares a los Australopithecus, de los que se cree que descendemos los humanos modernos, como el tamaño de su cerebro. De hecho, ya que el hallazgo ha sido realizado por el explorador residente de National Geographic Lee Berger, la nueva especie se ha convertido en la portada de la conocida revista.
"Es una mezcla de caracteres muy singular. Algo que no habíamos visto antes", ha comentado Rosas del hallazgo.
Precisamente esa mezcla ha llevado a los investigadores a pensar que pertenece a un momento de la evolución humana muy cercano a la separación entre australopitecus y los homínidos del género Homo, hace entre 2,5 y 2,8 millones de años, según han asegurado en una rueda de prensa celebrada en Londres. Sin embargo, el trabajo no ha incluido la datación o al estimación de la edad de los restos debido a que no hay elementos en el yacimientos que permitan su datación directa. Para algunos de sus colegas, ahí han descuidado los resultados ya que podrían haber ensayado alguna metodología de datación indirecta al menos para acotar un rango de edad.